martes, 23 de noviembre de 2010

Incompleto

Incompleto se mueve entre la lluvia con su tristeza empapada y una rosa disimulada en el bolsillo.
La luz de las esquinas lo inventa, a martillazos lo recorta de la noche con su estampa solemne y ensayada.
Se aferra de sus dedos con la mirada oscura, apretando en el bolsillo un puñal ensangrentado. En alguna calle se detiene y se arrodilla en su sombra para memorizar el llanto que ya no fluye con bronca.
Incompleto se sienta en la vereda, sacude el desengaño y disimula su rostro.
En el viento se huele la muerte, unos instantes antes de que comiencen a oírse unas sirenas lejanas.
El cristo de su pecho comienza a hundirse ahora entre sus dedos blanqueando los nudillos. Sólo le sirve la lluvia como excusa y ve morir también la rosa en el asfalto .

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