Fotografía Rafael Ontiveros
como esa lágrima
muerta
que al caer
no importa a nadie
sus ojos
parpadearon besos
en la espera
tras el cristal
un viento
bohemio
le trajo excusas
y la noche
lenta
maquilló las escamas
de su nombre
con sus dedos
dibujó siluetas
de humedad
y su rostro
sus senos
sus manos
fueron
copiando el vidrio
hasta ser
sólo el reflejo
y no ser
hasta ser
sólo una lágrima
muerta
y caer
Soy esa persona que apareció en Bahía. Vos y tu hermana Viviana fueron mi primer contacto con el grupo universitario. Corría febrero. Ardía la ciudad. Hacíamos un curso de ingreso. Nos unía el sur, aunque yo lo era de más allá aún. Trelew, mi tierra. Filosofía. Soy el que hacía imitaciones, el que un día se fue a La Plata, el que siempre te mandó saludos y nunca dejó de preguntar por vos.
ResponderEliminarAdrianófanes, sí, ja. Adrianófanes. Mucho gusto.
¿Me recuerda usted a mí?
Me gustaron tus últimas poesías que fueron las que tuve la oportunidad de ver hasta el momento.
¡Éxitos!
Adrianófanes!!! Como olvidarlo!! Una de las pocas almas sensibles que pueblan el universo, y lo sé porque mi hermana lo ha escogido como amigo y eso es garantía de humanidad.
ResponderEliminarMe alegro se haya contactado. Ud prefirió alejarse pero yo me estoy internando en el sur otra vez...ese ajeno sur como dice Minieri, poeta de mis pagos.
Este blog en realidad es un ensayo, y mis delirios de aprendiz de poeta aún son mediocres pero es un camino que quiero aprender a caminar.
Algún día habrá un vino, lo intuyo, una charla cara a cara, creame que lo intuyo, y ud podrá delirar como acostumbra y yo aprender.
Un gran abrazo!!!
Maestro inspirador, no sé si me recuerda. Yo a usted sí y le he preguntado a su hermana por usted en el último verano.
ResponderEliminarMe dijo que estaba muy feliz.
Y yo simplemente sonreí.
Un abrazo!!!