cuando se fue
dejó sus ojos pintados en mi pared
y un extraño silencio
de sábanas desordenadas...
tenía un veneno interno
que transpiraba en su perfume
un tatuaje en la piel
y un destino de soledad
que la hacía esquiva
dueña de una tristeza exacta
amante perfecta
de caricias violentas y susurros
hirientes
me amó
casi como tomando revancha
corrompiéndose,
sofocándome,
lastimándose
tenía un rostro prestado
y demasiada prisa
cuando al fin se hizo humana
fingiendo no llorar
pronunció el adiós
como quien pronuncia la muerte
y se llevó con ella
el secreto de mil vidas posibles
cuando se fue
creí que la noche me regalaba un sueño
y me dejó sin embargo
este extraño silencio
de sábanas desordenadas...
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