palabra vieja y desordenada
intuida entre líneas
masticada y ahuecada
en las entrañas
de los imbéciles
Revolución
nace como el hambre y moja las calles
enarbola la mística olvidada
empaña los vitrales
y se abriga en los patios incendiados
con ganas de matar
Revolución
cantada en voz baja
amada, soñada
la luz apagada para no ahuyentarla
digo revolución y la escribo
que por su propia madurez nos llene el alma
que nos incendie la quietud
que junte nuestros miedos
que abandone los ideales
que viva del hambre y la soledad
que se haga eco en las gargantas
que despierte el grito subterráneo de los años
Revolución
que salve a los hombres del hombre...
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